(Foto: @PumasMX)
Pumas parece terminar su mercado de fichajes al integrar a José Juan “JJ” Macías, un delantero que busca renacer en el fútbol, y Alan Medina, volante con chispa que llega como préstamo, que ya fueron presentados con los colores azul y oro.
Pero lo que hizo explotar a la afición universitaria no fue el anuncio sino cómo se presentó Macía: “Esperen cero expectativas de mí, es como si volviera a debutar”. ¿De verdad? ¿Eso le dices a una afición hambrienta de campeonatos? Tal vez fue humilde, pero con un aire de “cabizbajo antes de reventar”, que en CU se traduce como un “ya no sabemos qué hacer”.
¿JJ héroe desde la humildad o excusa anticipada?
Macías dice salir, por fin, de un sinfín de lesiones (rupturas de ligamentos, baja actividad desde Chivas, un partido fugaz con Santos como única presencia en cancha) y, ahora, le cayó la que dice ser la oportunidad de su vida en Pumas. Aún así, caer con un “cero expectativas” en boca es como empezar el partido perdiendo 1-0.
Ese ‘cero’ es un arma de doble filo, empezar con humildad está bien, pero en CU se vive del fuego, del “sí se puede”, del “es que no hay dinero”, del “jugamos bien pero nos faltó poco”. Si el delantero entra pidiendo permiso para jugar, tenemos que apostar que las redes ya le pusieron un peso encima.
Alan Medina, más mesurado… pero con presión.
Del otro lado, Alan Medina calentó la sala de prensa con el discurso clásico de “oportunidad de mi vida”, “agradecido”, “voy por todo”, a unos días de entrenar. Si bien no dijo el “cero expectativas”, sí se siente que es su “último tren”, lo cual también se siente cuando entras al vestidor de CU.
En Universidad Nacional no se vende ilusión con tibieza ni se compra humildad barata. Si Macías realmente viene renovado y con hambre, que lo demuestre metiendo goles. Y mientras se enchufa al ritmo, Medina apunta a ser esa última oportunidad para que reviva el gol en Ciudad Universitaria. Pero la afición no quiere palabras bonitas, quiere resultados que los pongan en lo más alto.



