29.8 C
Mexico
martes, diciembre 16, 2025
InicioOpiniónOh Fortuna: la liturgia falsa de la Corte

Oh Fortuna: la liturgia falsa de la Corte

Fecha:

“O Fortuna, velut luna, statu variabilis…”

Oh Fortuna, como la luna, cambiante en tus fases (…)

unas veces creces, otras menguas;

oprimes al desdichado, derribas al soberbio.

Carmina Burana

La obra “Carmina Burana” está inspirada en cantos goliardos que fueron escritos por clérigos errantes, estudiantes rebeldes y poetas marginales que desafiaban a la iglesia y al imperio. Se burlaban del poder y de la pompa; denunciaban la corrupción del clero con canciones que oscilaban entre el vino y la sátira, y celebraban la fragilidad de la fortuna: una rueda que nunca se detiene y que, así como levantaba imperios, también los derrumbaba. Esa rueda, en su giro, bendice impostores que posteriormente desnuda; encumbra ministros para luego enterrarlos en la penumbra de la historia. Su rotación traza un destino ciego que no premia el mérito, sino el capricho. La música de Carl Orff lo recuerda: después del clímax coral de “O Fortuna”, la armonía vuelve al silencio y lo que parecía eterno se desvanece.

Hoy, los cantos goliardos contenidos en un manuscrito de poemas, más que versos medievales, parecen profecías:

“Florebat olim clericus…nunc fit simulacrum”

(Hubo un tiempo en que el clérigo florecía…hoy no es más que un simulacro).

El paralelismo de esos cantos con lo que sucede en México con el Poder Judicial de la Federación es brutal. Aquellos poetas desafiaban el dogma; los nuevos ministros lo encarnan. Los goliardos denunciaban la corrupción del clero; aquí se celebra con bastones, flores y discursos y, todo ello, en una escenografía dominada por la presidenta, quien los vigila desde el estrado, cual emperatriz bizantina, para dejar un mensaje simbólico y literal muy claro: el sometimiento de los ministros al poder ejecutivo.

El 1 de septiembre de 2025 amaneceremos con una liturgia cívica invertida: no es la república la que corona a los jueces; es el poder el que se corona a sí mismo. A las 6 de la mañana los Ministros acudirán a Cuicuilco para la consagración de los bastones de mando. Su primer acto público como “nueva” Suprema Corte de Justicia de la Nación parece ignorar que estamos, por mandato constitucional, en un país laico en el que las autoridades no deberían fomentar la práctica de algún culto en particular ni apropiarse de cosmovisiones propias de los pueblos originarios con el objeto de sumar voluntades. Sin embargo, la “nueva” Corte no se conformó para defender la Constitución, sino para vestir de legalidad las proclamas gubernamentales y convertir emblemas sagrados de comunidades originarias en utilería teatral de un acto fraudulento que pretenden disfrazar de misticismo.

Hijos del acordeón plebiscitario que dobló voluntades en lugar de papeletas legítimas en las urnas, a las 4 de la tarde recibirán los bastones de mando previamente consagrados. Allí, serán ungidos como descendientes pródigos de los pueblos prehispánicos, ignorando que solamente son bastardos de un pastor que, desde el púlpito más encumbrado, espetó discursos populares con el fin de ocultar su auténtica intención: concentrar el poder absoluto y eliminar los contrapesos.

La Ministra Yasmín Esquivel Mossa, vía tik tok, expresó que a las 21:30 horas se abrirán las puertas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aquellas “que Norma Piña cerró”. Esta última frase sin duda recuerda uno de los cantos de Carmina Burana:

“Sobre un escabroso camino voy (…) sumergido en la depravación.”

La depravación que la lleva a no tener lealtad y memoria institucional. Ella sabe, y sabe bien, que la clausura de las puertas de la Corte no fue un capricho de Norma Piña, la realidad es más turbia: esas puertas se cerraron porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde la plaza pública, encendió la hoguera de la indignación contra los ministros que osaron contradecirlo. Afuera del Alto Tribunal, sus huestes, entre el humo, incendiaron ataúdes y piñatas con el nombre de los Ministros, mientras exclamaban consignas vulgares, humillantes e incluso amenazantes. La puerta se cerró obligadamente para salvaguardar al personal de dicho tribunal y para evitar confrontaciones. Miente Yasmín Esquivel y con sus mentiras no logra vestirse de pueblo, ni le alcanza para legitimar su tesis plagiada.

En “O Fortuna” la música inicia con un susurro contenido, un latido ominoso que pronto se desborda en un clamor desgarrador. Así amanecerá México el 1 de septiembre de 2025, con el grito lastimoso de quienes siempre creímos en el Estado constitucional democrático; en la reflexión jurisdiccional y en la independencia de los juzgadores. Ese día, nueve nombres serán inscritos en mármol, pero la partitura ya estará escrita, aunque quieran representar los bastones de mando con las plicas de las notas musicales. La partitura indicará que no debe haber deliberación, sino obediencia. Que no debe haber pluralidad, sino unanimidad ensayada. La Corte se convertirá en coro, y el coro en los ecos de las instrucciones que recibirán desde palacio nacional. La Constitución ya no será el libreto supremo, sino un guion maleable, un recurso más para la puesta en escena.

“Sors immanis et inanis…” – “Destino monstruoso y vacío”…resuena en Carmina Burana y el paralelismo, nuevamente, es inevitable: el Poder Judicial mexicano, al borde de ser reconfigurado, se enfrenta al riesgo de convertirse en simulación institucional. Los 9 ministros se volverán fieles y sumisos escuderos de las instrucciones presidenciales. Genuflexos, serán simples escribientes incapaces de crear, por sí mismos, la obra musical de una sentencia escrita con endecasílabas.

Si Carl Orff viviera, tal vez adaptaría su coro final para el 1 de septiembre de 2025, no como un himno de destino inevitable, sino como un réquiem. Un canto doliente por la pérdida de la función esencial del Estado que es garantizar justicia.

Sin embargo, la rueda sigue girando. En la música, como en la historia, nada permanece. El desafío será nunca olvidar, cuando todo parezca perdido, que la “Fortuna” también cae; que los encumbrados terminan en despojos, y que la escena más solemne puede terminar convertida en una farsa. México, sin saberlo, en esta hora incierta canta en latín una frase contenida en Carmina Burana:

“¡Mecum omnes plangite!”

¡Llorad conmigo, todos!”

Otras Noticias

Navidad 2025

La Navidad, para quienes aún la sentimos en lo...

JOSÉ LUIS NASSAR DAW

Uno de los galardones más prestigiosos del medio jurídico...

UNA CORTE DE APARIENCIAS

El desempeño de los últimos 3 meses desde su...

Los dejamos solos

Hay palabras que evocan dolor y sufrimiento. Vocablos que comportan penas...
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Nacional

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
Artículo anterior
Artículo siguiente

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí