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Luka Modric, el genio y arquitecto del medio campo merengue, se despide del Real Madrid. El croata, que dará su última función en el “Teatro de la Castellana”, dice adiós tras 12 años de pura magia en Chamartín.
Madrid se lleno de magia en 2012, tras su llegada desde Inglaterra, sin hacer ruido, como quien no quiere molestar. Pero con un par de toques con el exterior basto para que todos entendiéramos que no habían fichado a un jugador… habían fichado a un poeta del balón.
¿Que pasó después?, historia pura: Módric ponía el orden en el caos, darle ritmo al silencio, sacar pases donde otros veían piernas. Se convirtió en el genio que hizo del mediocampo del Madrid una obra de arte.
Ganó todo. Seis Champions League, cuatro Ligas de España, cinco Mundiales de Clubes, Copas, Supercopas, pero…
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En 2018, el fútbol se rindió ante la elegancia. Ese año, el Balón de Oro no buscó al más ruidoso, sino al más elegante. Y lo encontró en los pies de Luka Modric, en su forma de acariciar el balón, de pensar el juego, de hacer del pase una pieza única. Fue el premio a una carrera vivida con el corazón en cada jugada, al hombre que convirtió el medio campo en poesía.
En la cancha, era el socio ideal nunca se escondía, siempre aparecía. Cuando el Madrid parecía vencido, ahí estaba Luka, con el temple de un digno maestro.
Hoy, el Bernabéu lo despide como a los grandes. Porque Modric no solo jugó al fútbol: nos enseñó cómo ser elegantes con un balón.
Se va un capitán, un líder sin gritos, un artista sin escándalos. Llegó el momento qe no queríamos. Porque aunque sabíamos que este momento llegaría, nunca estuvimos listos.
Gracias, Luka. El Madrid te llevó a la cima, pero tú también hiciste más grande al Madrid.
