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miércoles, junio 18, 2025
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Corte a modo y populista con abstencionismo del 87%

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Tribunal sin talante, sumiso y con profunda pobreza de conocimientos jurídicos es lo que vendrá en 87 días.

Durante todo un sexenio trabajaron intensamente para ello, buscaron diversas vías, una de ellas violando la Constitución para prolongar el periodo de Arturo Zaldívar cuando la presidió, forzando la dimisión de Eduardo Medina Mora sin que mediara causa grave para su renuncia, llevando perfiles que imaginaron obedientes con un malos cálculos en los casos honrosos de Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcantara Carrancá. El objetivo era claro y pervirtieron también a la Sala Superior del Tribunal Electoral para allanar el camino e hicieron brotar con facilidad a los traidores en el Congreso con los Yunes y Alberto Pérez Dayán desde las mismas entrañas del Tribunal Constitucional.

Finalmente lo consiguieron, a costa de romper el orden constitucional y desfigurar el espíritu que sostenía la división de poderes como premisa de nuestra democracia. Tienen ya asegurada una Corte a modo que practicará el populismo judicial de acuerdo al manual de procedimiento del régimen político más destructivo en la historia moderna de México.

Lo muchas veces anticipado ya es una inquietante realidad que pulveriza la calidad de nuestras instituciones republicanas a costa de los engaños y las maniobras para legitimar un brutal golpe al Poder Judicial de la Federación, no para renovarlo y mejorarlo, sino para aniquilar sus virtudes e independencia.

Las formas de la elección judicial del domingo 1 de junio fueron el postre de un banquete de infamias orquestado desde el sexenio anterior y ejecutado con saña en la presente administración. Un repertorio de irregularidades y acarreos que les dio un 87% de abstencionismo y una cifra inédita de 12 millones 577 mil votos nulos de quienes en desacuerdo con la reforma eligieron ese camino para protestar ante el despropósito, según las cifras oficiales del Instituto Nacional Electoral, otro frente cooptado para afianzar el plan.

Cómo les anticipé en este espacio semanal, el preferido de Palacio Nacional, Hugo Aguilar Ortiz, un licenciado en derecho de origen mixteco, sin ninguna experiencia jurisdiccional presidirá la Corte para glorificar el populismo más ramplón y presentarnos una caricatura que pretende vender historias que no engañan a nadie, sólo confirman la narrativa del disfraz social para difuminar el atropello contra el que fue nuestro Tribunal Constitucional. En el camino de la conformación de la Corte que viene hay damnificados, ninguna de las 2 preferidas de Zaldívar se acercó a la posibilidad de disputar una posición en la Corte porque de origen nunca fueron tomadas en serio. Ni Fabiana Estrada, ni Marisol Castañeda sumaron en los acordeones para afianzarse, mismo caso de Paula García Villegas, hija de Olga Sánchez Cordero que perdió su última batalla política con la vergüenza que merece.

Otra derrotada es Lenia Batres, que pretendía a través de AMLO asegurarse de presidir esta Corte del bienestar, pero Claudia Sheinbaum lo evitó y eso le propina un mensaje contundente. Algunos pensarán, pero en 2 años relevará a Aguilar Ortiz, les puedo decir que en 24 meses y en ese nuevo nido infamias muchas cosas pueden pasar.

Para septiembre tendremos una Corte insignificante. No me extrañaría en lo absoluto que el presidente de ese pleno de 9 integrantes elimine la toga y use huaraches para sesionar, algo que ni don Benito hizo en su momento. De las señoras que se mantendrán (Yasmín, Loretta y Lenia) sólo podría anticipar que saldrán chispas en los ánimos de rivalidad con Estela Ríos que es tristemente célebre por sus grotescas formas de trato personal. De los varones diré que ni volviendo a nacer se acercarían a la estatura humana y profesional de distinguidos juristas que ocuparon esos sitiales en Pino Suárez 2. Uno de los que llega fue tan ridículo en su campaña que asumió ya el mote de ministro chicharrón.

Corte sin talante, sumisa y con profunda pobreza de conocimiento jurídico para tan elevada responsabilidad es lo que vendrá en 87 días. ¿Cuántas décadas nos implicará revertir lo que Andres Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum le han hecho a nuestra democracia constitucional? Sólo queda no olvidar y encargarnos de que las nuevas generaciones de mexicanos pensantes asimilen la magnitud de la destrucción que estoy convencido algún día será revertida, aunque tal vez no logre verlo. Que la historia registre los nombres de los responsables del mayor daño institucional desde que nuestro país logró su reconstrucción tras la Revolución del siglo XX.

En cuanto a la integración del llamado Tribunal de Disciplina Judicial no hay ninguna sorpresa, siguen siendo los mismos implantados cuatroteros en el extinto Consejo de la Judicatura Federal. Bernardo Bátiz, Verónica De Gyvés y Celia Maya serán la reedición de la inquisición para aquellos juzgadores recién llegados que pretendan cándidamente experimentar lapsos de independencia. 

Así terminan 3 décadas de un Poder Judicial que a pesar de sus retos inconclusos hizo de la carrera judicial un semillero de juristas expertos que con criterios luminosos mostraron el valor de la autonomía de criterio para confrontar los abusos del poder político desde el Ejecutivo y el Legislativo. La venganza se consumó en detrimento de la nación.

EDICTOS

Entre los grandes perdedores de la elección judicial también hay quienes sin duda recibieron lo que merecían. Resulta que hay cientos de casos de juzgadores que ante la reforma decidieron participar para ver que se encontraban en el río revuelto. Un caso patético es el impresentable magistrado Jorge Antonio Cruz Ramos, que pisoteó el pesebre y exhibió su oportunismo para candidatearse para el tribunal de disciplina judicial. Simplemente fracasó y se fue definitivamente al basurero de la historia. Otro caso revestido de chabacana ingenuidad es el de Antonio Ordoñez Serna, un protagónico juez de distrito en materia laboral que incluso participó con vehemencia en las marchas y plantones de protesta contra la reforma judicial y tres doritos después “se convenció” de que lo mejor era candidatearse. Ahora ya se da por perdido y advierte que fue utilizado como otra víctima del síndrome de la chimoltrufia.

Enrique Rodríguez Martínez
Enrique Rodríguez Martínez
Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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